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Manual de Plantación de Células por  Ps. Fernando Alexis Jiménez

 “...Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:18-29).

Introducción

El crecimiento poblacional en el mundo entero constituye, hoy por hoy, un verdadero reto para los cristianos ya que se torna imperativo alcanzar al mayor número de personas con el evangelio transformador, sanador y salvador de Jesucristo. Las ciudades y pueblos se expanden con una rapidez sorprendente y urge que la iglesia llegue incluso a los rincones más apartados.

En aras de responder al compromiso que constituye compartir las Buenas Nuevas entre quienes no han tenido un encuentro personal con el Señor Jesús, se han articulado estrategias de todo género en todos los países.

Una de ellas, que arroja óptimos resultados porque no se sujeta a parámetros humanos sino que se circunscribe a fundamentos escriturales, es la plantación de Grupos de Estudio Bíblico o células. No es algo nuevo. Por el contrario, reunirse en casas es una práctica que se remonta a los primeros años del surgimiento del cristianismo.

Sobre esa base, iniciamos hoy un curso práctico que busca despejar interrogantes elementales como ¿Qué es un Grupo de Estudio Bíblico o célula?¿Cómo se estructura uno de estos grupos?¿Quiénes los dirigen ¿Qué requisitos debe reunir un líder de un Grupo de Estudio Bíblico o célula?¿Cómo se prepara una lección y de qué manera se comparte con los concurrentes a las reuniones en las casas?¿Qué problemas surgen al interior de un Grupo de Estudio Bíblico o célula y de qué manera se resuelve?

Estrategia de estudio

Para quienes manifiestan interés en la plantación de Grupos de Estudio Bíblico o células, es esencial que –además de estudiar la lección—se dispongan a llevar toda la teoría a la práctica. Segundo, que tomen el tiempo suficiente para consultar las Escrituras y corroborar que los postulados expuestos, se encuentran en el marco y contexto correctos.

En tercer lugar se sugiere que responda los cuestionarios que encontrará al final de cada lección. Sin duda hallar las respuestas obligará una nueva lectura del material y, este proceso, contribuirá a facilitar la asimilación y memorización de elementos indispensables para todo buen estudiante, y a la vez, futuro líder de un Grupo de Estudio Bíblico o célula.

De igual manera, reviste importancia contar con el acompañamiento de un tutor que responde a las múltiples inquietudes que pueden surgir.

Biblia en mano y comprometidos en oración, emprendemos hoy esta serie...

Lección Uno

¿Quiere asumir el reto de plantar células?

¿De manera que está interesado en sumarse a la tarea de proclamar el evangelio mediante los Grupos de Estudio Bíblico o células? ¡Fabuloso! Es una experiencia apasionante que le permitirá –de una manera sencilla y práctica—materializar la Gran Comisión. ¿La recuerda? Es la instrucción que hiciera el Señor Jesús a sus discípulos. Les dijo: “Por tanto, id, y haced discípulos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo. Amén”(Mateo 28:19,20).

Si toma el tiempo suficiente para analizar el texto, encontrará varios aspectos interesantes. El primero, que predicar las Buenas Nuevas no se circunscribe únicamente al pastor, al obrero o a los líderes que están camino de tomar las riendas de una congregación. Absolutamente, no. Es una tarea que nos compete a todos. Es un compromiso que nos atañe en general, desde el recién convertido, pasando por quienes ya se bautizaron y emprendieron el proceso de discipulado, hasta quienes ya son miembros consolidados de la comunidad de creyentes. En síntesis, es una tarea de todos.

¿Difícil? En lo más mínimo. Por el contrario, trabajar en la articulación de un Grupo de Estudio Bíblico o célula es una labor sumamente sencilla. Podrá comprobarlo en desarrollo de las siguientes lecciones. Y usted puede. Tiene todas las capacidades que le otorgó nuestro amado Dios para lograrlo.

Ahora, es natural que se pregunte ¿Qué ventajes ofrecen los Grupos de Estudio Bíblico o células?¿Es algo nuevo?¿Es eficaz?¿Qué beneficios trae a la congregación? Este cuestionario y el sinnúmero de preguntas que quizá se está haciendo, es el que vamos a resolver a continuación.

Ventajas de los Grupos de Estudio Bíblico o Células

Es probable que su interrogante se oriente justo a “¿Qué beneficios, aplicación y ventajas ofrecen los Grupos de Estudio Bíblico o Células?”.

Es probable  incluso que haya escuchado de muchas otras estrategias articuladas por diferentes denominaciones. Tal vez está escéptico y razona: “¿Se trata de un nuevo método que pretende ser la fórmula mágica para llevar almas a Jesucristo?”. No dudamos que considere que ya probó todas las formas y ninguna funcionó. Está en todo su derecho de estar dudoso. Pero a continuación hallará respuestas para despejar –sino todas—al menos sí la mayoría de sus inquietudes.

1.- Los grupos pequeños (Grupos de Estudio Bíblico o Células) constituyen el primer modelo de congregación que hallamos en el Nuevo Testamento.

¿Cuál es la razón? Sencilla. Horas después que se produjera la ascensión del Señor Jesús a los cielos (Lea Hechos 1:6-11), los discípulos: “… volvieron a Jerusalén desde el monte que se llama del Olivar, el cual está cerca de Jerusalén, camino de un día de reposo. Y entrados, subieron al aposento alto, donde moraban Pedro y Jacobo, Juan, Andrés, Felipe, Tomás,

Bartolomé, Mateo, Jacobo hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas, hermano de Jacobo. Todos estos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos”(Hechos 1:12-14).

¿Se da cuenta? Tal vez leyó el texto muy rápido. Hágalo de nuevo. ¿Pudo descubrirlo? Los primeros encuentros de los creyentes se sostuvieron en una casa. Nada excepcional. Un hogar como el suyo o quizá el mío. Sencillo. Era allí en donde “…perseveraban en oración y ruego…”(versículo 14).

Una práctica común en muchas de muchas denominaciones cristianas, cuando tienen el propósito de abrir una nueva misión, consiste en alquilar un local, promover una campaña evangelística, contratar propagandas en la radio –generalmente emisoras cristianas—y sentirse satisfechos porque dentro de las jornadas de predicación, llegan muchas personas.

Pasado el evento, se encuentran con la desapasionante realidad de que los concurrentes eran cristianos de otras denominaciones que vinieron atraídos por la presencia de un evangelista invitado.

En pocas palabras, la estrategia inicia a la inversa. Primero consiguen las instalaciones físicas para el templo, para después ir en búsqueda de las almas. Cuando la estrategia inicia con el contacto del inconverso, su fortalecimiento espiritual y doctrinal para –por último—rentar o comprar el lugar donde se realizarán las reuniones masivas, se está en la dirección indicada.

2.- Es más fácil contactar a los nuevos creyentes a través de las reuniones en los hogares

Con frecuencia apreciamos personas que, recién convertidas a Jesucristo, pareciera que se encaminan a un lugar clandestino en lugar de ir en dirección al templo. Envuelven su Biblia en una bolsa plástica, ojalá de color oscuro para que pase desapercibida; se cubren o camuflan bien para evitar que los identifique alguien conocido y por último, a las puertas del sitio donde se celebran los servicios religiosos, miran con precaución a todos lados antes de ingresar.

Semejan alguien que esta por entrar a una reunión secreta y no a la Asamblea en la que se alaba y glorifica el nombre de Jesucristo.

Al referirse a la vida de los primeros cristianos, las Escrituras señalan “Y perseverando unánimes cada día en el templo,  y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos”(Hechos 2:46, 47).

Los Grupos de Estudio Bíblico no fueron concebidos por ninguna denominación eclesial de nuestros tiempos. Son tan antiguos como la fe misma.

¿En dónde más que en un hogar se puede lograr—en la primera fase de crecimiento espiritual—ese ambiente agradable y de hermandad que se genera allí donde se reúne un Grupo de Estudio Bíblico o Célula?.

¿Cómo vamos hasta el momento?¿Ha comprendido la esencia del asunto y la importancia de estos principios bíblicos de trabajo para evangelizar? Cualquier inquietud que le asalte, no dude en consultar con su líder o tutor de estos talleres.

Ahora observe algo interesante. No se trataba de una sola casa en donde se reunían. Por el contrario, eran muchas.

A raíz de la persecución que se desencadenó contra quienes creían en Jesús como Señor y Mesías “…todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo”(Hechos 5:42).

Los cristianos experimentaron, durante esa primera fase de formación como iglesia de Jesucristo, la conveniencia de congregarse en sus hogares para compartir el mensaje transformador de las Buenas Nuevas.

Tenían claro el hecho de que ese era el mejor espacio para integrarse en torno a la fe ya que –de entrada—no se sentían presionados como sí puede ocurrir cuando escuchan la Palabra en el templo y --tras la decisión de fe por Jesucristo—se les pide que regresen.

Segundo, un hogar abre las puertas a la participación de todos, no solo en cuanto a inquietudes sino también en las reservas o apreciaciones personales que no se atreverían a exponer ante una nutrida concurrencia.

Tercero, porque una familia puede invitar más fácilmente a los allegados, amigos o conocidos, que un líder convocar a personas desconocidas. Y por último, la facilidad y cercanía de los Grupos de Estudio Bíblico o Células al sitio en el que residen los nuevos creyentes.

3.- A partir del momento en que nos reunimos como creyentes, somos Iglesia

Con frecuencia hay quienes consideran que sólo se puede llamar Iglesia o comunidad de creyentes, a un número significativo de concurrentes, y desestiman los grupos pequeños que conforman un volumen reducido de personas.

¿Qué dicen las Escrituras al respecto? Absolviendo un interrogante de sus discípulos sobre cuántas veces se debe perdonar a un hermano que comete faltas contra nosotros, Jesús expresó unas frases de suma importancia. El dijo: “Otra vez os digo,  que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquier cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí esto yo en medio de ellos”(Mateo 18:19, 20).

Revise el texto cuidadosamente. ¿Puede apreciar la enseñanza? Es sencilla. Señala que para tener reconocimiento ante Dios como Iglesia, basta que haya un mínimo de dos o tres creyentes, reunidos en el nombre del Señor Jesús.

¡Gloria a Dios que s trate de un templo con una membresía enorme, pero si se trata de pocos asistentes, el Señor les recibe igual, con amor!.

Las Escrituras continúan diciendo algo interesantes. Cuando Pablo fue llevado ante las autoridades de Rima, sentó las bases para una nueva congregación. “Y

Pablo permaneció dos años enteros en una casa alquilada, y recibía a todos los que a él venían, predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo abiertamente y sin impedimento”(Hechos 28:30, 31).

Y es el mismo Pablo quien, al despedirse en la carta dirigida a los cristianos de Colosas, escribe: “Saludad a los hermanos que están en Laodicea, y a Ninfas, y a la iglesia que está en su casa”(Colosenses 4:15).

Por supuesto, si avanzamos en el Nuevo Testamento, encontraremos un mayor sustento al principio de que un hogar representa el lugar aconsejable para contactar a quienes todavía no han experimentado un encuentro con el Señor Jesús, y para que una vez sólidos en su fe,  se les pueda conducir al templo.

Lección Dos

El líder de Célula

Y en la práctica ¿Quién puede asumir el liderazgo en la dirección de una Célula o Grupo de Estudio Bíblico?

Esa es la primera pregunta que nos asalta cuando iniciamos este programa encaminado a la evangelización desde las casas. Y tiene fundamento. ¿Las razones? El líder estará a cargo no solo del grupo de personas que se reúnen una vez por semana, sino que deberá tener la capacidad de preparar, ajustar e impartir las lecciones; desarrollar un pastoreo a cada uno de los asistentes y, algo de suma importancia: despejar los interrogantes que naturalmente les asaltan.

Selección del líder

Dado que asumirá una responsabilidad grande, lo recomendable es que el líder:

a.- Que haya hecho el tránsito de simpatizante, discípulo y creyente bautizado.

b.- Que sean el pastor y su equipo de colaboradores quienes, tras haber visto su desenvolvimiento, le postulen y tras un seguimiento, puedan alentarlo a asumir el reto.

c.- Que haya madurado como cristiano para que pueda dar óptimos resultados en la misión que asumirá como líder de Célula o Grupo de Estudio Bíblico.

d.- Que en lo posible haya recibido un proceso de acompañamiento y formación al lado del pastor y su equipo de liderazgo. Tal como el Señor Jesús instruyó a quienes proseguirían el ministerio, es esencial que formemos a los líderes.

Una vida ejemplar

Quienes ostentarán el liderazgo de la Célula o Grupo de Estudio Bíblico es recomendable que observen tres características de suma importancia en su existencia:

a.- Búsqueda permanente de Dios en oración.

b.- Estudio sistemático de las Escrituras.

c.- Testimonio de vida cristiana.

Adicionalmente reviste trascendencia que el líder asuma la disciplina de leer material de edificación espiritual y de  tópicos seculares y de la cotidianidad que le permitan ampliar su panorama de conocimientos. 

¿Cómo prepararse? 

Es esencial que al asumir el hábito de prepararse leyendo las Escrituras, realizando los estudios bíblicos que le permitan sumar conocimientos y al tomar notas, el líder destine un tiempo específico de su jornada diaria y evite así justificar el que tiene muchas ocupaciones para quedarse rezagado en su proceso de formación. 

Preparación de materiales

La preparación de las enseñanzas es fundamental con el propósito de que la lección no se circunscriba a informaciones elementales, sino que le permitan a los asistentes a la Célula o Grupo de Estudio Bíblico conocer más sobre el tema que reciben.

Una vez tengan el prospecto de la enseñanza, deberán:

a.- Revisar y comparar los textos bíblicos citados.

b.- Buscar otras referencias bíblicas.

c.- Ajustar las lecciones para que se adapten a la realidad local de la Célula o Grupo de Estudio Bíblico.

d.- Preparar ilustraciones, que deben estar en consonancia con la Palabra de Dios.

e.- Escribir sus propios bosquejos.

La selección de los líderes no se debe ni puede hacer movidos por que se trata de quien más o mejor se expresa, porque tiene determinado conocimiento académico, porque lleva un buen número de años en la iglesia sin hacer mayor cosa o porque es amigo del pastor o líder. Las cosas no pueden manejarse influidos por las emociones sino bajo la perspectiva de la fe y la vida cristiana práctica.

La recomendación que cabe aquí entonces, es guardar mucha prudencia y permitir que Dios guíe la escogencia del equipo de colaboradores para las Células o Grupos de Estudio Bíblico.

Lección Tres

¿Qué pasos sigo ahora?

El primer interrogante que nos asalta cuando la congregación ha tomado la determinación de ampliar su radio de acción evangelizador mediante el establecimiento de Células o Grupos de Estudio Bíblico es ¿Cómo comenzar el trabajo?. 

A esta pregunta sumamos otras que revisten importancia. ¿Por qué planes algunos celulares fracasan con relativa facilidad?¿Cómo evitar que igual ocurra con nuestra comunidad de creyentes?¿Cuáles son las estrategias para empezar?

I.- Formación de líderes

Antes de iniciar cualquier avanzada para la plantación de Células o Grupos de Estudio Bíblico es esencial que pensemos en la formación de los primeros líderes. Nada podríamos hacer pese a contar con un esquema de trabajo y con las estrategias a seguir, si no disponemos de recurso humano suficientemente capacitado.

¿Cómo escogerlos? Con sabiduría. La misma que proviene de Dios. Y la obtenemos en oración.

La decisión respecto a quiénes nos acompañarán en este proceso, debemos asumirla con sumo cuidado, bajo la orientación divina. El propio Señor Jesús lo hacía. Observe lo que hizo previo a la selección de sus discípulos. “En esos días, Jesús se fue a un cerro a orar. Pasó toda la noche en oración. Al amanecer llamó a sus seguidores, escogió a doce de ellos y los llamó apóstoles...”(Lucas 6:12, 13. Nuevo Testamento la Palabra de Dios para todos) 

Tome nota de tres elementos de suma importancia. Primero, la decisión acerca de quiénes le acompañarían, no la adoptó en un abrir y cerrar de ojos. Aunque el Señor Jesús tenía conciencia –al igual que usted—sobre la necesidad de contar con un pequeño grupo de colaboradores, no se dejo mover ni por las emociones, ni los lazos de amistad y menos por el convencimiento humano sobre quiénes eran los más apropiados para asumir el compromiso y misión siguientes.

Segundo, antes de tomar cualquier decisión, llevó el asunto a la presencia del Padre en oración. “Pasó toda la noche en oración con Dios”.

Tercero, comenzó con un grupo pequeño. Usted no requiere “invariablemente” de doce colaboradores. Puede comenzar con dos o tres, quizá con cinco o seis.

Hago claridad al respecto porque decenas de personas me preguntan si estamos en la línea de trabajo de “Los Doce”. Y mi respuesta respetuosa pero categórica es que no.

Si bien es cierto reconozco la labor realizada por los pastores César Castellanos y César Fajardo, en Colombia y gran parte de Latinoamérica, considero  

que para emprender un trabajo de evangelización a través de las Células o Grupos de Estudio Bíblico no es obligatorio que tomemos como base un número determinado de seguidores.

Es esencial que tengamos mucho cuidado con la selección del equipo de colaboradores.

II.- Acompañamiento en el proceso de formación

Con frecuencia veo líderes que emprenden tareas eclesiales con un entusiasmo enorme. Sin embargo desisten fácilmente. ¿La razón? Es probable que no hayan estado preparados o tal vez, no recibieron una estrecha asistencia representada en el asesoramiento para el desarrollo de sus tareas.

El acompañamiento es vital. Observe la escena que se produjo en los comienzos del ministerio del Señor Jesús: “Jesús caminaba cerca del lago de Galilea cuando vio a Simón y a su hermano Andrés. Los dos estaban lanzando una red al lago porque eran pescadores. Jesús les dijo: Vengan conmigo. Yo les enseñaré a ser pescadores de hombres”(Marcos 1:16, 17. Nuevo Testamento la Palabra de Dios para todos).

A partir de esta sencilla lectura aprendemos varias cosas. La primera, que el Señor Jesús veía en aquellos dos hombres no a rústicos pescadores  sino a potenciales líderes. A su turno, debe llevarle a considerar  que sus discípulos no necesariamente deben tener titulación profesional.

Usted los formará para que aprendan los rudimentos del evangelio y su proclamación. Conforme lo haga ellos podrán desarrollar su misión. Un segundo aspecto es que el maestro fue enfático en señalar “Yo les enseñaré a ser pescadores de hombres”(versículo 4). Es usted y nadie más que usted quien capacitará a quienes serán los inmediatos colaboradores.

El propio apóstol Pablo veló en todo momento porque el acompañamiento a sus seguidores fuera permanente, compartiendo con ellos el día a día tal como escribió a la comunidad de Tesalónica: “Ustedes y Dios son testigos de que cuando estuvimos con ustedes los creyentes, nos comportamos de una manera santa, justa y honesta. Y saben muy bien que nosotros tratamos a cada uno de ustedes como un padre trata a sus hijos. Los exhortamos,  consolamos y animamos a vivir de una manera que honre a Dios, quien los invita a entrar en su reino y en su gloriosa presencia”(1 Tesalonicenses 2:10-12. Nuevo Testamento la Palabra de Dios para todos). 

La mejor enseñanza se imparte con el ejemplo y una presencia permanente al lado del discípulo para conocer y contestar cada una de sus inquietudes.

III.- Fundamental en una sólida doctrina. 

En el mercado abundan muchos libros de diversos autores y acerca de infinidad de temas. Admito que yo mismo leo mucho sobre la literatura cristiana que inunda el mercado. Sin embargo he aprendido que no todas las lecturas edifican y preparan a un líder para que ejerza su misión frente a una Célula o Grupo de Estudio Bíblico Familiar.

Es necesario retornar a la senda antigua, es decir, aquella que se fundamenta en las Escrituras. Sólo de esta manera tendremos un equipo de colaboradores sólidamente arraigados en la doctrina de Cristo.

El libro de los Hechos señala que tras una poderosa intervención pública de Pedro en Pentecostés “... los que hicieron caso a lo que Pedro decía fueron bautizados. Este día se unieron al grupo de creyentes más de tres mil personas. Ellos estaban dedicados a aprender lo que los apóstoles les enseñaban. Compartían lo que tenían, participaban de la cena del Señor y moraban juntos”(Hechos 2:41, 42).

¿En qué se afirmaban los nuevos creyentes que posteriormente se convertirían en multiplicadores del evangelio? Se fundamentaban en las enseñanzas impartidas por los apóstoles.

Un poco más adelante, el apóstol Pablo exhortó a la comunidad cristiana de Tesalónica “A través de las buenas noticias les hemos enseñado, Dios los ha llamado a la Salvación... Hermanos, sigan fueres y crean en las enseñanzas que les hemos dado, en lo que escucharon de nosotros, y en lo que les hemos escrito por carta”(2 Tesalonicenses 2:14, 15).

IV.- ¿Dónde y cómo se forma a los líderes?

Una estrategia apropiada puede ser a través de una reunión semanal solamente con los líderes. En lo posible, en un espacio neutro distinto de la iglesia.

Es aconsejable que el encuentro no transcurra como normalmente las sesiones que se desarrolla en el templo. En absoluto. Recomendamos que todo se desenvuelva con un cariz de informalidad, sin que esto por supuesto, vaya a restar seriedad y profundidad en el evento. 

¿Qué temas compartir? Temas esenciales. Si usted toma tiempo para auscultar a sus líderes, encontrará que tienen muchos vacíos en cuanto a doctrina. Esa es la falencia que debemos atender. Una forma sencilla y práctica de hacerlo, radica en tomar las lecciones de un buen texto de “Teología sistemática”.

V.- El objetivo: reproducir discípulos en otros discípulos

Cuando haya cimientos doctrinales en un líder o discípulo, podemos pasar a la etapa final: enviarles, es decir, ponerlos al frente de una Célula o Grupo de Estudio Bíblico.

El apóstol Pablo en su carta a Filipos escribe:”Hagan todo lo que les enseñé, todo lo que aprendieron al verme y oírme, y el Dios de paz estará con ustedes.”(Filipenses 4:9).

También en la segunda comunicación que le dirige a Timoteo, escribe: “Has escuchado mis enseñanzas confirmadas por muchos. Ahora enséñalas a creyentes dignos de confianza, quienes a su vez, puedan enseñárselas a otros”(Filipenses 2:2).

Reproducirse en más discípulos es una de las metas a las que necesariamente tenemos que llegar, y vamos a lograrlo con una adecuada preparación de los líderes que serán quienes asuman la orientación de las Células o Grupos de Estudio Bíblico.

Lección Cuatro

¿Qué pasos seguir para plantar una célula?

Una vez disponemos de líderes a quienes se haya capacitado en la estrategia de evangelización a través de las Células o Grupos de Estudio Bíblico, emprendemos una segunda fase que conjuga la teoría con la práctica y que consiste en el trabajo de plantación propiamente dicho.

Censo de membresía

En caso de que se trate de  una iglesia grande, el primer paso para iniciar  este trabajo consiste en elaborar una encuesta que permita identificar en dónde residen los miembros y además, los datos respecto al nombre, profesión u ocupación, tiempo de membresía en la denominación y si tiene disponibilidad de abrir su hogar para comenzar reuniones.

Esta base de información abre las puertas para ir concentrando a los nuevos creyentes en aquellas casas con el propósito de hacerles seguimiento y avanzar en su proceso de solidez doctrinal y espiritual, mediante el discipulado.

Igualmente se constituyen en los puntos de contacto de personas nuevas a quienes compartir el evangelio transformador de Jesucristo.

Una iglesia naciente

Si por el contrario usted lidera una iglesia que está surgiendo, la primera fase ineludible es la preparación de quienes integran su equipo de trabajo y establecer uno, dos o tres puntos en los cuales iniciar las reuniones. En lo posible y teniendo en cuenta las posibilidades de desplazamiento, se buscará que residan en hogares próximos al templo.

En uno u otro caso usted que asume este programa, deberá visitar el lugar, comprobar qué capacidad tienen para alojar personas durante cada reunión, y aspectos logísticos sencillos pero elementales como es la disponibilidad de sillas.

A las personas que habitan la casa, quienes en adelante prestarán sus servicios a la obra de Jesucristo en calidad de anfitriones, se les preparará en cuatro a normas primarias de atención a los visitantes. No olvide que la primera impresión que se llevan es esencial. Si quienes asisten como invitados consideran que fueron víctimas de la descortesía, es probable que no regresen.

El pastor o líder les explicará la importancia de recibir a la gente con un saludo, de esbozar una sonrisa cálida y la inmediata invitación para que sigan y se sientan cómodos.

¿Con cuántas personas podemos iniciar las reuniones?

Para responder a este interrogante vale la pena remitirnos a las Escrituras y en particular a un pasaje que usted como líder deberá tener siempre a mano. Lo encontramos en los evangelios. La escena ocurre en una reunión que sostuvo el Señor Jesús con sus discípulos. Tras orientarlos sobre cómo actuar con alguien que

nos ha ofendido, señaló: “Además les digo que si dos de ustedes en la tierra se ponen de acuerdo sobre cualquier cosa que pidan, les será concedido por mi Padre que está en el cielo. Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”(Mateo 18:19, 20. Nueva Versión Internacional).

Usted puede comenzar con un número reducido de personas. Incluso, podría ser con su propia familia. Lo fundamental es que nuestro amado Señor Jesucristo esté en medio. Si espera hasta tener un volumen grande de participantes para comenzar, lo más probable es que no emprenda la tarea jamás.

II.- La oración debe anteceder todo trabajo eclesial

La experiencia nos ha mostrado que así haya una enorme disponibilidad de lugares en donde emprender las reuniones de las Células o Grupos de Estudio Bíblico, es inapropiado dejarnos mover por las “corazonadas” o los sentimientos, y que lo más aconsejable es llevar el asunto a Dios en oración.

¿Recuerda a Felipe, el evangelista? La Biblia dice que un ángel del Señor  le dijo: Un ángel del Señor le dijo a Felipe: "Ponte en marcha hacia el sur, por el camino del desierto que baja de Jerusalén a Gaza." Felipe emprendió el viaje, y resulta que se encontró con un etíope eunuco, alto funcionario encargado de todo el tesoro de la Candace, reina de los etíopes. Éste había ido a Jerusalén para adorar y, en el viaje de regreso a su país, iba sentado en su carro, leyendo el libro del profeta Isaías. El Espíritu le dijo a Felipe: "Acércate y júntate a ese carro."(Hechos 8:26-29).-

Como podrá deducir de una forma sencilla, el camino y perspectiva que tenía el evangelista eran bien distintas de los planes que en ese preciso instante tenía Dios. Igual ocurre cuando nos embarcamos en esta iniciativa. Creemos tener todo cronometrado y listo para iniciar acciones, pero nada nos asegura que si seguimos obrando en nuestras fuerzas obtendremos resultados satisfactorios.

Otro ejemplo práctico lo hallamos unos capítulos mas adelante, en el mismo libro de los Hechos de los apóstoles: Atravesaron la región de Frigia y Galacia, ya que el Espíritu Santo les había impedido que predicaran la palabra en la provincia de Asia. Cuando llegaron cerca de Misia, intentaron pasar a Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo permitió. Entonces, pasando de largo por Misia, bajaron a Troas. Durante la noche Pablo tuvo una visión en la que un hombre de Macedonia, puesto de pie, le rogaba: "Pasa a Macedonia y ayúdanos."  Después de que Pablo tuvo la visión, en seguida nos preparamos para partir hacia Macedonia, convencidos de que Dios nos había llamado ”(Hechos 6:6-10).

Apreciará que es indispensable el que todos nuestros proyectos, y en este caso la plantación de Células o Grupos de Estudio Bíblico los llevemos a la presencia de Dios ¿Cómo lo logramos? Con oración. No olvide la recomendación del salmista cuando escribe: ”Encomienda al Señor tu camino; confía en él, y él actuará”(Salmo 37:5. Nueva Versión Internacional).

III. Pedir a Dios que abra puertas

Con frecuencia hallamos hogares que a todas luces se perfilaban como los más indicados y a la postre el funcionamiento de las Células allí sólo trajo problemas. ¿La razón? Transcurrido algún tiempo de estar realizando las reuniones, alguno de los miembros—por cualquier circunstancia—se oponía a que siguieran encontrándose. Ese error debe llevarnos a reconsiderar cómo hacemos las cosas.

¿Qué hacer? Pedir orientación a Dios para que nos abra los espacios indicados, los que –bajo su voluntad—sabemos que resultarán apropiados.

Recuerde que, de acuerdo con las Escrituras y al referirse al Señor Jesús, El es “...el verdadero, el que tiene la llave de David el que abre y nadie puede cerrar, el que cierra y nadie puede abrir”(Apocalipsis 3:7).

Pablo tenía claro que era Dios quien abría las puertas y lo dejó sentado en sus escritos: “Pero me quedaré en Efeso hasta Pentecostés, porque se me ha presentado una gran oportunidad para un trabajo eficaz, a pesar de que haya muchos en mi contra”(1 Corintios 16:8, 9).

Un poco más adelante escribe: “...cuando llegué a Troas para predicar el evangelio de Cristo, descubrí que el Señor me había abierto las puertas...”(2 Corintios 2:12), y también en su carta a los nuevos creyentes de Colosas, les anima: “Dedíquense a la oración; perseveren en ella con agradecimiento y, al mismo tiempo, intercedan por nosotros a fin de que Dios nos abra las puertas para proclamar la palabra, el misterio de Cristo por el cual estoy preso”(Colosenses 4:2, 3).

IV.- Actividades iniciales

Ahora que todo está listo ¿Cómo iniciar el trabajo? Hay varias formas. Una puede ser promoviendo entre amigos y conocidos --por quienes habremos orado previamente—para que nos acompañen al lugar, el día y a la hora convenidas, a la proyección de una película con mensaje cristiano, a una integración de amistad con un refrigerio, a una charla sobre un tema de interés general o quizá, a algún curso sobre elaboración de artesanías o algún oficio práctico que generalmente despiertan curiosidad e interés entre las personas.

Cualquiera de estos elementos se convierte en nuestro primer contacto con las personas nuevas o simpatizantes.

En estos encuentros preliminares no es aconsejable ni cantar coros ni pedir ofrendas. Recuerde que alguien con un estilo de vida sujeto al mundo buscará el menor pretexto para no regresar.

Tampoco es aconsejable utilizar términos propios de quienes ya conocen y están caminando de la mano del Señor Jesucristo.

Otra estrategia que rinde buenos resultados es distribuir con antelación literatura cristiana atrayente y preguntar, poco  tiempo después y con mucha prudencia, cuál es la opinión sobre aquellos textos e invitarles a las reuniones.

Un tercer elemento que tuve la oportunidad de escuchar al evangelista puertorriqueño Yiye Avila, consiste en ir de casa en casa entregando trataditos o folletos evangelísticos, compartiendo el evangelio transformador de Jesucristo e invitando inmediatamente después, al lugar en donde se integrará la Célula o Grupo de Estudio Bíblico.

Sin duda, con su grupo encontrará muchas otras ideas que permitan captar el interés de las personas invitadas.

Lección Cinco

Inicio y consolidación de las primeras reuniones

Como hemos visto, las ciudades concentran un 50% de la población de los países hispanos contrario a lo que ocurría treinta años atrás cuando el mayor volumen de personas residía en los campos. Esa proporción tiene de a ser cada día  mayor a raíz de la migración progresiva de los campesinos a los asentamientos urbanos, lo que necesariamente obliga a replantear y a aplicar ajustes a las estrategias de evangelización. Frente a esta realidad toman fuerza las opciones que se ofrecen a través de las Células o Grupos de Estudio Bíblico.

¿A qué reflexión nos lleva este hecho? A la necesidad de acudir a métodos sencillos, económicos y eficaces con el propósito de llegar a un enorme volumen de personas con el ánimo de fortalecer las reuniones en las casas. No olvide que a la par que crecen las ciudades, se dispara el número de ofertas para colmar el vacío espiritual de hombres, mujeres, jóvenes y niños.

Las religiones orientales y los métodos de superación o de relajación, forman parte del enorme abanico de competidores y no podemos desconocer que sus sistemas de trabajo para captar adeptos son cada día más sutiles y contundentes.

Sobre esta base, hay tres elementos que deben caracterizar todas las células y que también deben primar desde las primeras convocatorias que se hagan a las gentes para asistir:

          a.- Oración

            b.- Acogida como en el propio hogar

          c.- Evangelización

1.- La oración en las casas

¿Quiere una estrategia que le permita impactar a las personas que se encuentran alrededor: vecinos, amigos y familiares? La respuesta es sencilla: oración. Mucha pero mucha oración.

No pasa un día sin que usted y yo escuchemos las quejas de las personas en torno a los problemas que enfrentan, bien sea de orden espiritual, emocional, familiar, laboral o quizá económico.

Nos comparten sus inquietudes porque están buscando una salida al laberinto. Una extraordinaria alternativa es decirles: “En casa nos reunimos tal o cual día desde en el siguiente horario. Generalmente lo hacemos para orar y leer la Biblia. ¿Permitirías que te ayudáramos a orar por esa situación?”.

No conozco la primera persona que exprese su negativa a esa disposición de colaborar. Allí está abierta un puerta que posteriormente nos permitirá invitarles a las Células o Grupos de Estudio Bíblico.

Una vez traiga la solicitud y comiencen a interceder, es aconsejable que duramnte la semana en curso usted hable con el interesado y le diga. “Estamos orando por su situación, no nos hemos olvidado, y si observa cambios favorables le pido que por favor nos informe”. ¿Sabe qué ocurre? Que normalmente tenemos la certeza de que Dios responde tal como sucedía con los primeros cristianos cuando “Todos estaban asombrados por los muchos prodigios y señales que realizaban los apóstoles”(Hechos 2:43. Nuevo Testamento, la Palabra de Dios para todos).

¿Se da cuenta? Nuestro amado Señor –si está en Su voluntad—va a testimoniar respaldo y las oraciones serán respondidas. El peso de esta respuesta desarma con frecuencia los argumentos que tienen las personas para no asistir a la Célula o Grupo de Estudio Bíblico.

En las casas se debe orar. Recuerde que es justamente eso lo que hacían los primeros creyentes. Cuando el apóstol Pedro fue encarcelado y a instancias de Herodes estaba a las puertas de ser llevado a juicio, esa noche Dios se manifestó milagrosamente. El capítulo 12 del libro de los Hechos señala que mientras estaban durmiendo en medio de los guardias:”De repente apareció un ángel del Señor y una luz resplandeció en la celda. Despertó a Pedro con unas palmadas en el costado y le dijo: “Date prisa, levántate”. Las cadenas cayeron de las manos de Pedro”(Hechos 12: 7, 8. Nueva versión Internacional).

De una manera prodigiosa, el ser angelical guió a Pedro hasta la salida de la prisión. “Cuando (Pedro) cayó en cuenta de esto, fue a casa de María, la madre de Juan, apodado Marcos, donde muchas personas estaban reunidas orando”(Hechos 12:12. Nueva versión Internacional).

Observe que en esas y otras ocasiones, fue en los hogares en donde se reunían los primeros cristianos y en donde se clamaban a Dios en procura de las necesidades que les asistían.

2.- Acogida como en el propio hogar

¿Por qué razón muchas personas se muestran renuentes a asistir a una Célula o Grupo de Estudio Bíblico? Porque quizá temen que no tengan la acogida especial que normalmente uno esperaría en su propio hogar. Esa es justamente la actitud que debemos adoptar: amabilidad para con quienes llegan.

¿Qué es aconsejable? Invitar a los visitantes a tomar asiento –invitados que asumimos fueron convocados por el anfitrión o alguno otro de los asistentes—y comenzar a llamarles por el nombre.

En algunos casos se escribe una pequeña tarjetita con el nombre de la persona y se le invita a ponérsela en un lugar visible. Obviamente cada uno de los concurrentes --comenzando por el líder-- portan también su propio distintivo con el propósito de que se facilite la identificación por parte de los que llamamos “nuevos”. Aunque a primera vista no parezca impactante, este método arroja excelentes resultados.

Es bueno que –en un comienzo—no llamemos a los demás, cercanos al grupo, como “hermano tal...” ¿La razón? Aunque se trata de un término de fraternidad cristiana, los visitantes pueden sentirse excluidos y probablemente no regresen,  o tal vez se manifiesten renuentes.

¿Está bien entonar coros en las primeras reuniones de plantación? Sí, pero con una letra fácil no solo para que la entiendan sino para que puedan cantarla los invitados. Una buena alternativa es conseguir con antelación música cristiana y en el momento del encuentro, poner a bajo volumen aquellos temas con el fin de que todos puedan seguir la pista. Esta iniciativa nos ha rendido buenos resultados porque con rapidez los visitantes se integran al ritmo y ayudan a interpretar los coros.

Cuando nos refiramos a la enseñanza no digamos nada como “sermón” sino que más bien los presentemos como la “charla” o  la “conferencia”.

Recuerde que muchos de los asistentes probablemente provienen de un trasfondo católico en el que han recibido influencia que los predispone a todo cuanto pueda parecer un “ritual evangélico”. Por supuesto, no vamos a perder nuestra identidad como cristianos, pero tampoco podemos asumir una actitud que sea interpretada como una manifestación de fanatismo excluyente.

Ese ambiente familiar debe prevalecer durante toda la reunión. No olvide la historia del centurión romano, Cornelio. Impactado por Dios, abrió su casa para que el apóstol Pedro compartiera el mensaje. El relato lo hallamos en el capítulo 10 del libro de los Hechos. Cuando Pedro “...llegó a Cesarea, Cornelio estaba esperándolo con los parientes y amigos íntimos que había reunido” (Hechos 10:24. Nueva versión Internacional).

Aquí es probable que usted se pregunte: ¡Está bien ofrecer algún refrigerio a los asistentes. Por supuesto, siempre y cuando estos alimentos que bien pueden ser un refresco o un café no se constituyan en una carga y obligación que minen el terreno para futuras reuniones.

Cuando se están realizando las primeras reuniones ¿Está permitido pedir diezmos y ofrendas? En la práctica hemos comprobado que mientras se produce el afianzamiento de la Célula o Grupo de Estudio Bíblico, lo más aconsejable es no pedir ofrendas sino hasta tanto haya un buen número de personas que habiendo sido formadas en la palabra, comprendan que las ofrendas son una forma de contribuir de lo mucho que nos ha dado Dios, a la obra de extensión del reino de Dios.

¿Y en cuanto a loa diezmos? Lo más aconsejable es que no se tomen diezmos sino que los mismos se lleven directamente al templo y que progresivamente se vaya instruyendo a los creyentes en torno a qué son y qué significan.

No olvide que hay quienes, recién oyen hablar de dinero, salen huyendo y ya fuera dicen que uno de los propósitos de la iglesia cristiana no es proclamar el evangelio transformador de Jesucristo, sino enriquecerse.

3.-Un espacio para la evangelización

La esencia de las Células o Grupos de Estudio Bíblico es la proclamación del evangelio transformador de Jesucristo. Ese constituyó el eje central del mensaje que compartió el apóstol Pedro en la casa de Cornelio, como acabamos de leer en el capítulo 10 del libro de los Hechos.

Estando en la cárcel Pablo y Silas, ocurrió algo milagroso y el carcelero les invitó  a su hogar y ellos “Luego les expusieron la palabra de dios a él y a todos los demás que estaban en su casa”. Como consecuencia de esto “A esas horas de la noche, el carcelero se los llevó y les lavó las heridas; enseguida fueron bautizados él y toda su familia”(Hechos 16:32-34. Nueva versión Internacional. 

Los mensajes deben ser cortos, claros y con sencillez de palabras en su exposición. Todos los puntos deben rodearse de una calidez, la misma que caracteriza las charlas antes que convertirse simple y llanamente en una predicación fogosa como solemos predicar en los templos.

En síntesis: ¿Qué son las Células o Grupos de Estudio Bíblico? Son lugares en los se proclama el mensaje del evangelio y esa vocación evangelística, en un ambiente de amabilidad y fraternidad, con charlas que toquen temas que atañen a todos, son los elementos que deben asistir las reuniones siempre.

Lección Seis

Funcionamiento de la Célula 

Con demasiada frecuencia  se polemiza respecto a la cantidad de componentes de la Célula o Grupo de Estudio Bíblico.

Hay quienes argumentan que después de doce integrantes es necesario abrir otra célula; otros señalan que se debe hacer cuando son quince los concurrentes y, un reducido número de denominaciones abren el espacio hasta para veinte asistentes.

Pese a todos los planteamientos que se hacen en torno al tema, cabe anotar que la membresía puede llegar hasta el volumen que el líder, de manera responsable, pueda manejar.

El sistema de trabajo que asumo comprende entre 15 y 20 personas por Célula pero es probable que haya quienes estimen que después de diez o doce es necesario pensar en la apertura de otro grupo. Tal posición es respetable a todas luces.

Crecimiento de la Célula

El crecimiento de la Célula o Grupo de Estudio Bíblico inicialmente se fundamenta en la oración. En las Escrituras leemos: “Porque los ojos del Señor están sobre los justos y sus oídos atentos a sus oraciones”(1 Pedro 3:12). Sobre esta base, orar constituye el primer y principal paso.

El segundo elemento importante que sugiero consiste en la elaboración de una lista de amigos, vecinos o familiares que no conocen a Cristo y a quienes vamos a presentarles el evangelio en la Célula o Grupo de Estudio Bíblico.

Generalmente oramos cada día por ellos durante una o dos semanas e inmediatamente les invitamos a participar de las reuniones. Para el tiempo en el que lo hacemos, Dios abre las puertas con una facilidad extraordinaria.

Hay quienes se inclinan por la realización de eventos especiales como “El día del amigo” con el propósito de atraer simpatizantes, o tal vez un cine-foro en el que, tras apreciar una película se abre el espacio para presentar inquietudes o aportaciones.

Estas y otras propuestas de trabajo encaminadas al crecimiento de la Célula son válidas. En todos los casos y en procura de la dirección divina recomiendo que se haga oración con antelación.

¿Cuánto tiempo transcurre antes que una Célula crezca?

Es algo relativo. Algunos crecen con asombrosa rapidez mientras que hay casos en los que transcurre un año o tal vez más antes de que experimenten crecimiento.

Es necesario perseverar en oración, no desanimarse y tener conciencia clara de que estamos haciendo las cosas para la honra y gloria de Dios y no para construir nuestro propio reino.

Muchos líderes renuncian justo cuando estaban a las puertas de ver el arribo de personas nuevas, que era sin duda su mayor anhelo.

¿En qué consisten los grupos afines?

Es frecuente que al iniciar una Célula o Grupo de Estudio Bíblico, el mayor número de asistentes esté compuesto por mujeres o que aparezcan mayormente mujeres y no hombres. En tales casos quienes constituyen la minoría suelen sentirse incómodos.

Para superar este inconveniente es aconsejable que se programen reuniones para grupos bien sea femeninos o masculinos y no mixtos. También se incluyen aquí los grupos que se establecen dirigidos específicamente a jóvenes.

La experiencia es satisfactoria porque permite profundizar las relaciones, compartir momentos agradables y de edificación espiritual, referir las maneras como Dios ha provisto soluciones a los problemas, servir como comunidad terapéutica y ayudar en períodos de crisis.

Es necesario persistir 

Persista, no desista. No olvide que en tanto los templos actuales son edificios grandes donde se edifican rediles con relaciones muy impersonales en los cuales es complejo realizar un seguimiento pastoral a la membresía, la iglesia neotestamentaria se caracterizaba por reunirse en las casas y en grupos pequeños.

Las mega-iglesias conciben la oración como una opción personal, mientras que en las Células o Grupos de Estudio Bíblico se enfatiza en la vida devocional diaria, se ministra de manera personalizada, el discipulado es más eficaz y se desarrolla entre los concurrentes el carácter de servicio cristiano.

Un esquema sencillo para reunión de Célula

Cuando me preguntan cuánto tiempo es aconsejable que dure una reunión de Célula o Grupo de Estudio Bíblico, inmediatamente respondo que entre una hora y hora y media, dependiendo de las circunstancias, del número de concurrentes y por supuesto, del tema que se vaya a exponer.

La distribución tentativa de cada espacio de la reunión puede distribuirse de la siguiente manera:

1.- Oración de Bienvenida …5 minutos

2.- Alabanza y Adoración …15 minutos
Generalmente se interpretan tres o cuatro coros. También
se aconseja la distribución previa de copias de los mismos

3.- Oración por las necesidades de los asistentes…5 minutos

4.- Anuncios y actividades pendientes...5 minutos

5.- Preguntas sobre cómo se aplicaron durante la semana
 los aspectos de la enseñanza que se recibió en la Célula …5 minutos

6.- Exposición de la Palabra de Dios …30 minutos

7.- Preguntas respecto a qué les quedó claro de la enseñanza
 o qué puntos fueron confusos para explicarlos con más detalle …5 minutos

8.- Ofrendas y oración final ...5 minutos

Aquí cabe anotar dos elementos de suma importancia. El primero, que no debemos sujetarnos a una camisa de fuerza en cuanto al tiempo porque en algunos casos la reunión puede tomarse una hora, tal vez hora y quince minutos o posiblemente hora y media.

El segundo es que la esencia de la Célula o Grupo de Estudio Bíblico se dirige a que las enseñanzas que se reciban se tornen prácticas, es decir, que los concurrentes las apliquen a su cotidianidad. Para lograrlo se abren dos espacios durante cada reunión: el primero antes del mensaje para conocer en qué puntos prácticos compartidos en la semana anterior avanzaron quienes asisten a la Célula, y al final del mensaje para despejar interrogantes o inquietudes .

Algunas recomendaciones

1.- Procure que las sillas se organicen en círculo de tal manera que se establezca un ambiente familiar durante la reunión.

2.- Es aconsejable que los creyentes se mezclen, en el grupo, con quienes por primera o tal vez segunda ocasión asisten a la reunión. Además de crear condiciones de informalidad, lleva a que los simpatizantes no se sientan excluidos.

3.- Asegúrese de que todas las personas tengan a mano una Biblia y el folleto en el que se incluyan los coros e himnos a interpretar.

4.- El líder debe manifestarse amigable, interesado en cada uno de los asistentes, no fruncir el ceño o hacer gestos cuando intervenga una persona nueva.

5.- Si el líder formula preguntas, es imprescindible que escuche con atención las respuestas y no interrumpa a su interlocutor.

6.- Las reuniones deben comenzar y terminar a tiempo con el ánimo de generar responsabilidad entre los concurrentes.

7.- Es importante crear en todos el hábito del saludo y la despedida amable.

8.- En lo posible se recomendará a los asistentes que no se retiren de la reunión hasta tanto termine.

9.- Es aconsejable que llamemos a todas las personas por su nombre.

El liderazgo en el trabajo celular no radica en imponer sino en saber dirigir y hacia este propósito se orienta la organización que se pretende dar a cada reunión. Improvisar no conduce a nada. Organizar, por el contrario, arroja buenos resultados.

Lección Siete 

¿Cómo se elabora y presenta una Lección?

Una de las grandes ventajas que tenemos hoy día es la abundancia y variedad de material disponible en el mercado para impartir enseñanzas bíblicas. Sin embargo no hay nada más satisfactorio que elaborar y compartir nuestras propias lecciones. Es tanto como preparar un alimento agradable, al que ponemos mucho amor y dedicación, antes de ofrecerlo a nuestros invitados que, en este caso, son los asistentes a la Célula o Grupo de Estudio Bíblico.

Hacerlo es sencillo si dependemos de Dios. Basta que hayamos asumido tres principios esenciales:

El primero, oración. Clamar porque Dios nos muestre qué quiere que compartamos con su pueblo.

El segundo, estudio sistemático de las Escrituras. En la medida que leamos la Biblia con frecuencia, es más fácil recibir de parte de Dios indicaciones claras sobre qué pasaje quiere que le compartamos a la concurrencia.

Y el tercero, disciplina para elaborar con tiempo y dedicación, la enseñanza.

Defina un pasaje

El primer paso es seleccionar el pasaje. Tenga en cuenta que sea corto, sin que exceda los diez versículos. Que sea fácil de entender. Que no sea profundo en cuanto a contenido teológico. Jamás olvide que los visitantes y asistentes a la Célula o Grupo de Estudio Bíblico son en su gran mayoría personas que recién están aprendiendo respecto a los rudimentos de la vida cristiana.

Léalo una y otra vez. Cuantas más veces, mejor. Es importante que tenga claro el contenido. Que usted se familiarice con lo que dice allí. Casi pueda memorizarlo de manera que al exponerlo tenga facilidad en el manejo de los versículos.

Aplíquelo a su vida

Ahora que se familiarizó con el pasaje bíblico y que ha orado a Dios en procura de orientación, tome papel y lápiz. Formúlese estas sencillas preguntas: ¿Qué dice este pasaje a mi vida?¿Cómo puedo aplicar esta enseñanza?¿Cuáles son los principios bíblicos que puedo aprender y además, compartir con los asistentes a la Célula o Grupo de Estudio Bíblico?

Normalmente le invitaría para que hiciera un estudio de exégesis y hermenéutica profunda. Pero estas indicaciones en caso de que fuera a compartir el mensaje con la membresía de su congregación. Sin embargo aquí estamos tratando con personas que recién llegan a los pies de Jesucristo. Se requieren por tanto principios de vida cristiana práctica. No tanta teología sino pautas de cómo vivir a Cristo en el día a día.

Si tiene a disposición varias versiones de la Biblia, excelente. Pueden ser la Reina Valera 1995, la Nueva Versión Internacional, la Versión Popular “Dios habla hoy”, la Biblia de Las Américas y la versión “Nuevo Testamento la Palabra de Dios para todos”, que me ha parecido extraordinaria, y que se puede adquirir a un precio muy módico en la sede de La Liga Bíblica de su ciudad.

El siguiente paso es comparar el texto que compartirá en una y otra versión. Seguramente obtendrá claridad plena de todo cuando quería decir el autor. Tome notas, en particular de aquellos aspectos que le han quedado claros.

Ordene sus ideas

La mejor forma de asegurar que nuestros oyentes en la Célula o Grupo de Estudio Bíblico quedarán con un mensaje claro y bien definido en sus mentes para su posterior aplicación en la vida práctica, es que usted presente la enseñanza de una manera ordenada. Una anarquía de ideas no traerá sino confusión. Esa es la razón por la que le invitamos a tomarse el trabajo de ordenar los principios que compartirá con la audiencia.

En lo posible, guíese por el texto. El propio pasaje le irá mostrando, versículo por versículo, qué enseña cada uno y cuál es el principio práctico que podemos compartir. No pretenda ser un gran expositor de la Palabra porque ese afán no llevará más que a confundirle. Con que se proponga ser fiel al exponer la Biblia, basta. Porque compartirá enseñanzas prácticas.

En un papel, con letra clara y ojalá definiendo entre tres y cinco puntos, sintetice todo cuanto va a enseñar. De esa manera como un piloto operando una aeronave o como un marino conduciendo una embarcación, sabrá dónde comienza el mensaje y adónde llevará a la concurrencia hacia la finalización de la lección.

Determine un tiempo específico

Jamás olvide que una Célula o Grupo de Estudio Bíblico no son el templo sino el instrumento y puente para llevar a los nuevos creyentes hasta la congregación. De ahí que le sugiera que sus mensajes sean cortos. Para tal fin es necesario que, al trazar el mensaje, tenga un tiempo determinado que puede oscilar entre treinta y cuarenta minutos.

Una enseñanza demasiado larga puede aburrir. Recuerde que usted y yo no estamos compitiendo con nuestra iglesia en la extensión de las predicaciones sino constituyéndonos en instrumentos útiles para la proclamación del evangelio transformador de Jesucristo. En esencia, los mensajes deben ser cortos.

Utilice ilustraciones

A través de lo que usted lee a diario o quizá ve en televisión, puede obtener muchas ilustraciones para acompañar las enseñanzas que comparte en la Célula o Grupo de Estudio Bíblico. Tales ilustraciones tornan amena la predicación y además, le permiten al oyente asimilar la enseñanza con la vida práctica.

Los ejemplos que utilice deben ser cortos pero específicos. Es probable que algunos sean el fruto de su imaginación. Pero en uno y otro caso, busque que sean creíbles. No invente historias como las de Julio Verne o propias de la inventiva y realismo mágico del Nóbel colombiano, Gabriel García Márquez.

Tampoco sobreabunde en ilustraciones. Tres o cinco en cada enseñanza estarían bien.

Ahora sólo resta que usted se disponga a compartir el evangelio. Si utiliza las lecciones que publicamos en la Página de Internet del Ministerio de Evangelismo y Misiones “Heraldos de la Palabra” www.heraldosdelapalabra.com  le aconsejamos que las imprima y lea con tiempo, y en lo posible, utilice ilustraciones propias del país o la comunidad en la que reside.

Lección Ocho

... A trabajar!

Usted dio sus primeros pasos hacia la plantación y estructuración de una Célula o Grupo de Estudio Bíblico. Las estrategias son importantes pero lo esencial es que en su vida y desenvolvimiento ministerial haya un estrecho contacto con Dios mediante la oración, y además, acompañe la vocación con el estudio sistemático de las Escrituras y el testimonio cristiano. Tres elementos que entrelazados traerán éxito a su labor como heraldo del evangelio transformador de Jesucristo.

Propósitos de una Célula

Hay algunos aspectos que vale la pena recordar. El primero, que el objetivo de toda Célula o Grupo de Estudio Bíblico es:

a.- Ganar almas para el reino de Dios.

b.- Edificar a los nuevos creyentes.

c.- Enviar a quienes ya recibieron formación.

Lograr este propósito es posible cuando en su desempeño se evidencien el compromiso, la responsabilidad, la sujeción a sus líderes y la disposición de trabajar en la proclamación del evangelio desde los grupos.

¿Cómo hacerlo? Mediante una visión clara de en qué consisten y para qué se plantan las Células. En tanto hayan interrogantes en torno a este sistema de trabajo, se enfrentarán falencias y el servicio no será lo eficaz que se pretende.

Unas recomendaciones finales

Es importante que conforme vaya creciendo en Cristo el nuevo creyente, le delegue responsabilidades tales como recibir a los invitados, colaborar en mantener bien presentado el lugar de reunión e incluso, visitar a personas que necesitan oración por su estado de animo o quizá sanidad.

Estas primeras “oportunidades de trabajo” estimularán a los nuevos creyentes.

El líder deberá constituirse en el modelo y ejemplo para quienes conocen al Señor Jesús y comienzan a crecer en la vida cristiana.

En lo posible es aconsejable enseñar a los convertidos sobre la importancia de mantener una buena relación con Dios a través de la oración, enseñarles cómo se realiza un devocional y, además, la memorización de algunos versículos.

Contacto con la concurrencia

Con el propósito de mantener una relación constante con los creyentes es recomendable que al menos una vez por mes tome un tiempo, bien sea de domingo o quizá viernes o sábado en la noche para tener un diálogo sobre cómo ven en el grupo, escuchar sugerencias, apreciar una buena película cristiana y también, orar. Este tipo de encuentros deben tener un carácter informal.

Aspectos financieros

Respecto a una pregunta común sobre si se deben o no recoger ofrendas, hay varias perspectivas. La que manejamos se orienta a que sí se pueden tomar ofrendas, explicando a los visitantes que no están obligados a hacer ningún aporte. Conforme pasa el tiempo, ellos se sumarán a esta tarea de contribuir a la obra de Jesucristo.

¿Y los diezmos? Para tal fin se puede ubicar un “alfolí” o cofre cerrado con llave que solo podrán abrir dos o tres personas seleccionadas por el liderazgo para que, en representación de la comunidad de creyentes, tengan el manejo de las finanzas y reporten a la congregación cuánto se recogió cada semana.

El centro del mensaje es Jesucristo

Cuando se comparte el mensaje en la Célula o Grupo de Estudio Bíblico se tiene como base el mensaje transformador del evangelio. Esa es la esencia porque constituye la base fundamental para la vida y crecimiento del nuevo creyente.

El líder debe comprender que el grupo es sólo un punto de contacto para llevar a los convertidos a la congregación en un tiempo futuro; que se forman cristianos para que ellos a su vez ayuden a formar a otras personas; que el evangelio debe ser presentado de una manera sencilla y clara, exenta de todo vocabulario teológico y que no se trata de replicar cultos en las casa.

¿Cuándo una persona puede ser asignada al liderazgo? Cuando haya recibido formación, testimonie vida cristiana y además, haya asistido como mínimo seis meses a una Célula o Grupo de Estudio Bíblico con el propósito de que entienda y asimile cómo es su manejo.

Ahora que hemos compartido estas pautas, solo resta ponernos a trabajar...

Mi oración es que Dios acompañe cuando cumplimos la Gran Comisión que nos hizo el Señor Jesucristo: “...Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”(Mateo 28:18-29).

Jiménez, Fernado Alexis, Manual de plantación de células. Usado con permiso.

 
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Presentamos al Rvdo. Gilberto Abels y su ministerio internet.

   

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