Santiago 6  

   Sermones Expositivos - Rut, Efesios, Santiago, 1 Juan
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Sermón sobre Santiago 2:1-13 ~ "Sin acepción de personas" ~ por John Abels con todos los derechos reservados.   

          Las últimas tres palabras del verso 1 tal vez sean el pecado más prominente de las iglesias de nuestros días. No importa si se entre los Protestantes, o los Católicos, o los judíos - no importa si es Iglesia Bautista, o Metodista, o Luterana, o Presbiteriana, o una de las sectas falsas, este pecado que la Biblia llama "acepción de personas" ha de ser uno de los peores actos que el hombre pone en práctica.

          Acepción de personas consiste en dar a un individuo tratamiento preferente dentro de la iglesia simplemente porque tiene dinero, o porque tiene éxito en su profesión, o porque sobresale en algo. Es tan común este pecado en las iglesias que los que practiquen este tratamiento preferente parecen no conocer otra forma de actuar, y lástima que los que lo reciben hasta lo esperan.

          Santiago entendió que esto era un pecado horrible; acuérdense, el está escribiendo a los cristianos, y, el, siendo el pastor de la iglesia en Jerusalén, les enseña a su miembros allí, y a través de ellos a los miembros de todas las iglesias que deben de tratar a los creyentes iguales - deben tratarles a base del principio Bíblico que Dios no hace acepción de personas, y que una de las evidencias de que uno es cristiano es la manera en que trata a otros. Una buena parafrase del versículo sería: "Queridos hermanos, ¿Cómo pueden reclamar que pertenecen al Señor Jesucristo, el Señor de la gloria, si muestran favoritismo hacia los ricos y desprecio por los pobres?" Y, hay una pregunta que debemos hacer continuamente, y es, "¿Cómo es mi cristianismo, a la luz de esta prueba tan práctica?" ¿Me ven mis vecinos mostrar amor y respeto a todos sin tomar en cuento su posición socioeconómica?

          En los versículos 2-4, Santiago utiliza una ilustración para mostrarnos la acepción de personas. LEE El primero de los hombres en demasiado rico. Nos dice que lleva "anillo de oro." Esa palabra "anillo" debe ser en el plural. Es una persona que casi lleva un anillo en cada dedo. Es importante entender esto porque en esa época los anillos eran un signo de gran riqueza.

          El segundo personaje, es un hombre muy pobre. El está vestido con ropas andrajosas, que significa asquerosas. Este hombre no tiene nada de atractivo, huele muy mal; es un vagabundo que no se ha bañado en días.

          Entonces, en ese preciso momento cuando estos dos hombres, el rico y el pobre, entran juntos a la iglesia, el portero, o, podemos decir el ujier, comete el pecado de acepción de personas. Le da al hombre rico tratamiento especial dándole el mejor asiento en el santuario, mientras le dice al pobre que puede permanecer de pie durante el servicio, o si quiere puede sentarse en el suelo.

          Esto se llama "acepción de personas" o "distinción entre los mismos." Y, hermanos, durante el transcurso de las edades, y aun hoy, la iglesia seguido es culpable de reservar los puestos de autoridad y prestigio, no sobre la base de madurés espiritual del individuo sino sobre su capacidad para pagar por el puesto en una forma u otra.

          Que aprendemos de Santiago y nunca caer en este error.

          Leí la historia de una mujer pobre que quería hacerse miembro de una iglesia muy elegante en otra parte de la ciudad. Se le pidió al pastor y el sugirió que ella pensara una semana del asunto y volviera. Y, así fue, pero al llegar la segunda vez con el pastor, este le dijo que debería leer su Biblia una hora diaria por una semana y volver si todavía quería hacerse miembro y ella lo hizo. Volvió por tercera vez, asegurando al pastor que si quería hacerse miembro, pero el pastor le sugirió que orara cada día durante la siguiente semana para ver si era la voluntad de Dios.

          Bueno, el pastor no volvió a ver a la mujer por un largo tiempo y cuando se la encontró un día en la calle le preguntó el pastor, que había sido la decisión. Ella contesto, "Hice lo que me dijo; fui a mi casa y oré y un día, mientras oraba el Señor me dijo, ‘no te preocupes si no entres en esa iglesia porque yo, que soy Dios, he estado tratando de hacer lo mismo durante los últimos veinte años y no me han dejado entrar’."

          Lástima, pero es la verdad. Por hacer acepción de personas tampoco dejamos que Cristo entre. Hermanos, Santiago no nos dice aquí que el ser rico es pecado. El rico no fue condenado por su abundancia. El pecado fue de parte del portero cuando le dio mayor atención al rico que al pobre. Uno no es pecador por el simple hecho de tener dinero. El pecado está en el mal uso que se le da al dinero. Claro que cuando la acumulación del dinero se convierte en una obsesión para la vida, se hace culpable del pecado de idolatría. Sin embargo, cuando alguien utiliza su dinero para la gloria de Dios, sin pensar de si mismo, lo que hace es agradable a Dios. El es un siervo obediente.

          Lo que Santiago nos enseña aquí es la razón por la cual muchos cometen este pecado de hacer acepción de personas, y es: Uno no puede medir el valor de una persona por lo que esa persona tiene, por ejemplo, una casa nueva, un carro último modelo, ropa, joyas, etc.

          V.5 LEE Aquí vemos que la salvación es para todos, y Santiago sabía que, en su mayoría habían sido los pobre los cuales habían aceptado el cristianismo. 1Corintios 1:26-29 LEE El mensaje de estos versos no es de que Cristo menosprecia a los ricos o poderosos; era simplemente que el evangelio ofrecía tanto a los pobres y demandaba tanto de los ricos. Fue el pueblo común que escuchó a Cristo con alegría, y han de recordar el joven rico que se fue triste porque no pudo dejar sus riquezas y seguir a Cristo..

          La verdad principal de este verso es que un hombre puede ser muy pobre en cuanto a los recursos económicos, pero si tiene a Cristo como su Salvador es rico en fe, y además, heredero del reino de Dios que ha prometido a los que le aman.

          En los siguientes versos Santiago vuelve al tema de la ley y habla de la ley real. v.8 LEE Quiero que se fijen el la palabra "cumplir." Esta palabra significa, "llevar a un grado de perfección o plenitud." Es un pensamiento hermoso cuando recibimos a Cristo como nuestro Salvador personal, quedamos al cuidado del amor de Dios. Nuestra responsabilidad es llevar este amor a la perfección, o a la plenitud; la manera de hacerlo es por amar a los que nos rodean como nos amamos a nosotros mismos.

          Encontramos el ejemplo de esto en la historia del Buen Samaritano (Lucas 10). El demostró misericordia a un hombre desconocido. Es fácil amar a los que nos devuelven el amor. Lo difícil es amor a los que nos desprecian. Dijo Cristo en Mateo 5:44 estas palabras LEE Sin embargo, aunque sea difícil, apesar de la dificultad, Dios nos ha mandado que demos la misma calidad de amor que sentimos por nosotros mismos. Santiago llama a esto la ley real. Esta ley se encuentra por primera vez en Levítico 19:18, "No te vengarás, ni guardarás rencor...sino amarás a tu prójimo como a ti mismo..." Es restablecida por Cristo en Mateo 22:39, " Y el segundo (mandamiento) es semejante: amarás a tu prójimo como a ti mismo." Esta ley la debemos poner en práctica porque según 1 Pedro 2:9 nosotros somos un "real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios." Cuando nosotros ponemos en práctica esta ley real, estamos llevando a cabo la gran misión de Dios de demostrar su gran amor a todo el mundo.

          En v. 9 vemos el contraste de la ley real. Sencillamente es cometer el pecado de hacer acepción de personas. Es importante tener en cuenta que Santiago no está hablando del individuo que ha cometido este pecado una o dos veces. Está hablando de la persona que habitualmente hace favoritismos y se aísla de algunos a sabiendas. Eso es pecado. Y, hermano, si tienes problemas con esto en tu vida, hay que confesarlo, arrepiéntete de tu pecado, y anda en novedad de tu vida.

          En efecto nos está diciendo que aunque la mayoría de nosotros no cometemos pecados grandes o hechos criminales, aveces es fácil caer víctimas del error de pensar que algunos pecados son de menos intensidad o importancia - pecados que no dañan a otros físicamente como el pecado de acepción de personas. Pero, hermanos, el mero momento que consideramos al pecado de hacer acepción de personas de menos daño que otros pecados, nuestra utilidad en el servicio del Señor ha sido dañado. Esto produciría un alejamiento de Cristo. Vv. 10,11 LEE Otras de las prácticas comunes en nuestros días es catalogar pecados. Hacemos una lista, por ejemplo decimos que el peor pecado es el asesinato, después viene el adulterio, y sigue el robo y la mentira. Pero, Santiago nos dice que Dios no ve al pecado de esa manera. A los ojos de Dios el pecado es pecado. El individuo que rompe una de las leyes es culpable o capaz de romper la ley eterna. Así que ninguno de nosotros tiene el derecho de considerarnos más santos que otros, porque un pecado es tan dañoso como otro.

          V. 12 LEE Hay dos mandamientos. El mandato de hablar exige que las palabras que salen de nuestra boca sean llenas de amor; deben estar libres de la crítica, de la amargura, y de dichos egocentrismos. Al contrario deben ser palabras que dan consuelo, demuestran cariño, y compasión.

          El mandato de "actuar" exige que el servicio cristiano sea motivado por el amor.

          V. 13 LEE Los cristianos tendremos que dar cuentas tanto de nuestras palabras como de nuestras acciones cuando comparezcamos ante el trono de Cristo. Si en nuestro trato con los demás ha habido críticas y falta de amor, y si hemos ignorado la ley real, "amarás a tu prójimo como a ti mismo." Entonces podemos esperar que Cristo nos juzgue en la misma manera -"juicio sin misericordia." Será salvo por la obra expiatoria de Cristo, pero sus recompensas, sus premios, serán muy limitados. "Cuando venga el Señor, el manifestará las intenciones de los corazones." 1 Corintio 4:5, 2 Corintios 5:10 LEE.

          Pero, gloria a Dios. Santiago también nos cuenta el lado contrario al final del verso 13. "La misericordia triunfa sobre el juicio." El cristiano que vive según la ley real del amor, el que ama a su prójimo como a si mismo, y el cristiano que no comete favoritismo, y trata a sus hermanos con misericordia, podrá esperar el juicio de Cristo con gozo. El Señor administrará justicia con misericordia y la recompensa será grande.

          Vivamos, hermanos, conforme a esta ley real, miremos, no lo externo sino lo que sale del corazón de otro. Seamos humildes, siempre buscando el bien de otros antes que nuestro. Entonces el premio será grande en el día de juicio.

 
Presentamos al Rvdo. John Abels y el sermón expositivo.

Presentamos al Rvdo. Gilberto Abels y su ministerio internet.

   

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