Santiago 4    

   Sermones Expositivos - Rut, Efesios, Santiago, 1 Juan
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Sermón sobre Santiago 1:13-15 ~ "No diga que es tentado de parte de Dios" ~ por John Abels con todos los derechos reservados.   

          Dice en Santiago 1:13 que el creyente no puede ser tentado de Dios. En el último estudio vimos que Dios , sí, nos ama, o permite, pruebas con el fin de fortalecernos y purificarnos en la fe. 1 Pedro 1:6,7 LEE

          Pero, aquí, en los vv.13-15 la palabra "tentación" significa invitación a hacer lo que no es correcto; es la incitación a un individuo para que cometa pecado; es el estímulo para que una persona haga lo que es contrario a Dios. En los vv. 2-4; y el 12, la palabra "tentación" o "prueba" tiene el sentido de examen o experiencia de prueba, pero, es muy diferente aquí en los vv. 13-15. Aquí se refiere a la tentación con incitación para cometer pecado. Para entender esta porción es importante acordarnos del contexto histórico en que fue escrita esta carta.

          El escritor, Santiago, hijo de María y José, era un judío. El estaba escribiendo a los cristianos esparcidos por el mundo conocido, la mayoría de los cuales había sido convertidos del judaísmo, esto quiere decir que Santiago, y las personas a quienes el escribía, conocían las enseñanzas básicas del judaísmo, incluyendo el origen del pecado. La mayor parte de los sacerdotes rabínicos habían llegado a la conclusión irracional que solo Dios podía haber creado la tendencia mala en el seno del hombre. De esta manera le hicieron a Dios el autor del mal. Así que, Santiago comprendía que muchos de estos nuevos creyentes en el Señor - los que había dejado el judaísmo - podían aun tener esa tendencia de culpar a Dios en el momento de ser tentados para hacer el mal.

          Santiago les escribe para corregir esa enseñanza y les dice en v.13 "cuando alguno es tentado , no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, y el no tienta a nadie."

          Recordemos, hermanos, que por la providencia de Dios existe la libertad moral del hombre. Juntamente con esa libertad hay la responsabilidad del hombre. Cuando alguien dice que Dios le está tentando hacer el mal, en realidad está diciendo, "yo no puedo estar culpable si caigo y peco. Dios tiene la culpa."

          Por eso, Santiago clarifica este punto. En este versículo encontramos la razón porque no podemos culpar a Dios por la tentación, o sea, el deseo de hacer algo incorrecto.

          Santiago explica que Dios no puede ser tentado en el sentido de que la tentación tenga poder sobre el y lo force a involucrarse en el mal. La razón es fácil de entender. Dios es perfecto; tiene santidad absoluta. El aborrece todo mal. En lugar de tentar al hombre, Dios trata de ayudar al creyente ser imitador de su hijo, Jesucristo.

          Pero, desafortunadamente, existe en todos nosotros esa tendencia de culpar a otro, y por fin, a Dios, cuando nos enfrentamos a la tentación y fracasamos. Dice en v.13, "Dios no tienta a nadie." Esto nos demuestra el amor y la misericordia de Dios. El nos ha provisto un camino, un modo, para recibir el perdón cuando fracasamos. 1 Juan 1:9 LEE

          Si seguimos las instrucciones en este verso, si confesamos nuestros pecados, no hay porque temer a Dios. Solo hay que temerle cuando tratamos de culpar a otro por nuestro equívoco. Y cuan fácil lo hacemos. En el principio, cuando Dios se enfrentó con Adán a causa de su pecado, Adán dijo, "esta mujer...me dio del árbol..." Génesis 3:12 Y, entonces, Eva dijo, "la serpiente me engañó." Génesis 3:13 Y, ahora, queremos culpar a Dios porque el creó al serpiente. Pero, es un modo incorrecto de pensar, "Dios no tienta a nadie." Al contrario, el perdona nuestros pecados, y hasta dio a su hijo unigénito para proveer el camino de la salvación.

          Entonces v.14, Santiago explica que el origen de la tentación del hombre para cometer el mal no es de Dios, sino del hombre mismo, "cada uno es tentado por su propio deseo, que lo atrae y lo seduce." Lo que para es esto; los deseos que nacen de adentro de nosotros, es la naturaleza pecaminosa, o el viejo hombre, tienden a ponernos en situaciones y lugares que nos compromete y esa tentación nos lleva a hacer algo completamente opuesto a la voluntad de Dios.

          Para poder entender esto es necesario considera, una vez más, lo pecaminosa que es la naturaleza vieja, y, también, lo atractivo del pecado. Cuando aceptamos a Cristo esa naturaleza pecaminosa no muere y esa tendencia al mal no es destruida. Lo atractivo del pecado es una realidad. Y cuando comenzamos a pensar sobre el, esa tentación se convierte en el mero hecho. Vv. 14,15 LEE

          En estos dos versos vemos la progresión del pecado en tres pasos sucesivos. Primero, tenemos el deseo, después está la caída; por fin es la muerte. La muerte significa, no solamente la muerte física, sino muerte de la felicidad, y la muerte de la utilidad. El creyente que fracasa no tiene gozo, y, deja de servir al Señor. Su testimonio no tiene valor, y, poco a poco se enfría por la cosas espirituales hasta que por fin es inservible por la cosas de Dios. Tal persona comienza a actuar igual que un inconverso. Le llamamos un cristiano carnal.

          Claro que no queremos fracasar en esa manera. Queremos ser útiles en el servicio del Señor. Cabe la pregunta, ¿Qué podemos hacer para combatir la tentación que diariamente nos impulsa a hacer el mal? Bueno, en la Biblia hay muchas sugerencias prácticas. Pensamos de la más grande e importante. Tenemos la historia de cuando Cristo fue al huerto a orar en Mateo 26:36-41. LEE

          En esta historia vemos que la primera vez que Cristo Jesús oró allí, se volvió a donde estaba Pedro, Jacobo, y Juan, creyendo que ellos también estaban orando, pero los encontró dormidos, y los censuró. Les dijo, "Velad y orar, para que no entréis en tentación." v.41 En este verso, es fácil ver la idea de que el Cristiano debe usar el poder de la voluntad para luchar con tra la tentación. Dijo, "Velad."

          Pero, Cristo no solo dijo, "Velad," sino que dijo también, "Orad." Yo creo que si cada vez que somos tentados a hacer el mal, nos detenemos a pedirle ayuda de Dios para vencer la tentación tendremos menos dificultad en salir triunfantes. Es mucho mejor orar y evitar el fracaso que caer, y, entonces, tener que pedir perdón. Cuando nos enfrentamos con la tentación, debemos poner nuestra vista en Cristo; debemos concentrarnos en él. La verdad es que nosotros, los creyentes, podamos ponernos en las manos de Cristo y del Espíritu Santo para ser limpiado del deseo del mal. Así, ese deseo no podrá concebir y dar a luz el pecado en nuestra vida. Dice Hebreos 12:2, "Puesto los ojos en Cristo, el autor y consumidor de la fe..." Cristo no solo nos salva, sino que nos guarda. El llevará a cabo la obra que ha comenzado en nosotros. Podemos decir, con Pablo, "yo se a quien he creído, y estoy seguro que es poderosos para guardar mi depósito para aquel día." 2 Timoteo 1:12 Debemos estar ocupados en la obra del Señor, en las cosas buenas, que no dejen tiempo ni lugar para los malos deseos. Es muy cierto que Satanás encuentra terreno fértil para hacer el mal en las vidas de los ociosos. La mente desocupada es el taller del diablo.

          Cristo dijo, "Velad y orar," y la razón es para alejarnos del terreno del diablo. Solo un cristiano sin experiencia, o no maduro, juega con el mal. Nunca entremos, hermanos, al huerto del diablo, y, entonces esperar que Dios nos cuide. Nunca entremos, hermanos, a un lugar del mundo, conocido por sus malos compañeros, y entonces pedirle a Dios que nos proteja del mal. Quedémonos al lado de Dios, y vigilando, y orando, para no entrar en la tentación.

          La verdad es que Satanás no nos puede vencer en nuestro refugio porque tenemos todo el poder de Dios a nuestro alcance. Pero al entrar en el territorio peligroso de Satanás, en leer, o ver, o practicar en cosas indignas de un hijo de Dios, la caída está segura. No somos bastante fuertes para vencer a Satanás. 1 Corintios 10:12 dice, "Así que, el que piense estar firme, mire que no caiga;" Hay que estar listos y atentos en todo tiempo.

          Hay la historia de un hombre que trataba de escapase del policía que le perseguía para llevarlo a la cárcel. El hombre, con mucho esfuerzo, llegó a la frontero donde aquel guardia no lo pudo arrestar. Ya , seguro de su territorio, el reo se volvió a reírse del guardia. Y, el policía, un poco más sabio, le dijo, "¡Ay!, de verdad me has aventajado. ¿Qué puedo decir? Nos demos la manos y nos despidamos como amigos." Y, el prisionero extendió la mano y el policía dio un tirón y le hizo pasar otra vez al territorio de propio estado. Entonces le puso un par de esposas y se lo llevó.

          Esa es la manera que Satanás no engaña. No creemos, y, cuando menos lo pensamos, él nos atrapa.

          Acuérdense, hermanos, del verso que dice, "El que piensa estar firme, mire que no caiga."

 
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